Tambien una venezolana!!


Encontré que el corto animado (Pedro y el Lobo), también contó con la participación de una venezolana. Asi lo reseñó El Universal, en su edición del 29 de enero de 2008. Saludos a los venezolanos!

Una venezolana en los Oscar

La valenciana Marianela Maldonado fue una de las guionistas de un cortometraje animado que está nominado a los premios de la Academia. Se trata de Pedro y el lobo, una adaptación contemporánea del cuento que musicalizara Prokofiev, dirigida por la inglesa Suzi Templeton.

Con la ayuda de un pájaro chiflado, un niño intenta atrapar a un lobo que atemoriza a los patos. En la versión original, el pequeño mata a la fiera y regresa al pueblo convertido en héroe; en la versión contemporánea, el valiente personaje libera a un animal que en realidad no es tan feroz. "Nos encontramos con que los niños ya no le temen al lobo porque en realidad, se están extinguiendo", comentó la venezolana desde Londres, al tiempo que recordó la investigación que emprendió junto a Templeton, en Rusia.



"En 2003 comenzamos y en 2004 se inició la escritura del guión, que se llevó año y medio", contó Maldonado, quien relató que el cortometraje ya ha ganado en importantes eventos europeos, como el Festival de Cine de Animación de Annecy 2007, y es utilizado por orquestas juveniles británicas alrededor del mundo.

"¡Ojalá pueda ser interpretado por el Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela! Ya yo le di los datos a los productores", exclamó la guionista.

Pedro y el lobo presenta una mezcla de diferentes técnicas de animación, incluyendo 3D.

La comunicadora social se fue en 1997 a Inglaterra para cursar una maestría en la Escuela Nacional de Cine de Londres. "Yo me vine a aprender inglés y resulta que quedé seleccionada en la Escuela, donde entran como cinco al año, por especialidad. Fueron tres años de estudiar, hacer contactos, he conocido a un montón de gente...", relató.

En efecto, durante su época de estudios, Maldonado escribió diversos cortometrajes, como Snapshots, Cumple con el pie del oído e Instrumental, que recibieron buenas críticas, además de destacar en varios festivales.

La joven ha escrito y dirigido tres cortometrajes, entre los que destaca El look de la felicidad, que ha participado en más de 20 festivales internacionales, incluyendo Cannes 2002 y el de Clermont-Ferrant.

Napkin, otra de sus producciones, fue seleccionada para participar en una serie de festivales de cine en Europa, entre ellos el Reencounters Internacionales Henri Langlois.

En 2003, Maldonado dirige su tercer cortometraje, Breaking Out, que resultó seleccionada para participar en la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes de 2004 y en el Festival de Edimburgo.

Maldonado, quien ya prepara su primer largometraje, cree que "uno tiene que contar sus propias historias, del mundo que te rodea... a veces es difícil escribir de lo que no se sabe".

Está conciente de que el principal problema del cine venezolano es precisamente el de las historias, por lo que recomienda formación. "Hay que ir a la escuela, nutrirse, ver películas, alimentar la sensibilidad... Creo que ahora se está haciendo, hay una buena energía en el cine venezolano", dijo.

Maldonado siente que pronto el nombre de Venezuela sonará en más categorías del Oscar, pero "primero hay que construir una cultura cinematográfica... el público tiene que apoyar su cine, necesitamos un maestro Abreu en el cine".

Así pues, el próximo 24 de febrero, durante la octogésima edición de los premios Oscar, el corto Peter and the wolf sonará entre los nominados como Mejor cortometraje animado, junto a las piezas I met the walrus, Madame Tutli-Putli y My love. Venezuela tiene su representación.


Hace un tiempo encontre en la prensa este articulo, que convertí en recorte para guardarlo en lo que llamo mi carpeta de papeles amarillentos (por suerte no todas las notas están asi); leyendo el tema del corto animado, lo recordé enseguida y me apresuré a buscarlo, temiendo haberlo extraviado, pero aún lo conservaba. Si esta versión de su obra, Pedro y el lobo, demoró cinco anos a sus creadores, pues qué coincidencia, esto se escribía en el momento en que se comenzaba la realización del trabajo. Para quienes deseen saber un poco más de Prokófiev y Rusia, dejo el artículo que puede ser leido en el resto del post.


Vivir con Stalin, morir con él


Por José Luis Sáenz
Para LA NACION, Argentina
05 de marzo de 2003

Murieron el mismo día, con cincuenta minutos de diferencia, los dos a causa de derrames cerebrales, y a muy pocas cuadras de distancia. Stalin, a los setenta y tres años, y Sergei Prokofiev, a los sesenta y dos. Prokofiev, ganador de varios premios Stalin, que no le habían impedido ser víctima de varias proscripciones por "flagrante ejemplo del alejamiento del artista de la vida real, que compone su obra desde su torre de marfil".

La noticia de la muerte de Stalin no dejó el mínimo lugar en los diarios soviéticos para dar la de Prokofiev hasta el domingo 8 de marzo (demora que se trasladó al resto del mundo: en LA NACION, la muerte del amo del Kremlin fue dada en la primera plana del viernes 6, y la del músico, en la página 5 del lunes 9). En Moscú muchos amigos y admiradores de Prokofiev no pudieron enterarse a tiempo, y los pocos que acudieron a su entierro tampoco consiguieron llevarle flores, porque el monumental velorio de Stalin las monopolizaba todas. Pero David Oistraj tocó una de sus sonatas de violín y Sviatoslav Richter, a falta de flores, depositó una rama de pino sobre su féretro.



Tampoco pudo acudir su primera esposa, Lina, porque estaba en Siberia, en un campo de trabajos forzados desde hacía cinco años. En esos tiempos el músico debía declarar: "Me esfuerzo por componer una música que refleje la alegría que actualmente siente nuestro pueblo" ( Arte Soviético , noviembre 1951). Una forzada alegría de la que podían dar testimonio Shostakovitch, Pasternak, Solyenitsin y muchos otros, en esa difícil si no imposible relación entre el régimen y sus artistas.

El régimen y los artistas

Si no habían sido fáciles las relaciones de los músicos rusos con el régimen zarista (sobre todo con su censura, que le dio algún disgusto a Mussorgsky y muchos a Rimsky Korsakoff), mucho más difíciles aún fueron con el régimen bolchevique instaurado en 1917, pues provocaron la emigración de muchísimos de ellos. Algunos, como Diaghilev o Stravinsky, ya vivían en Francia al estallar la Revolución de Octubre, y simplemente no regresaron más. Otros, en cambio, estaban en Rusia y prefirieron irse, como Rachmaninoff (casi de inmediato y para siempre) o Glazunov (que intentó convivir con el régimen hasta 1930 y luego tomó el mismo camino del exilio de tantos y tantos, desde Chaliapin, en 1922, hasta Nureyev y Barishnikov, décadas después).

De esos casos, el más extraño y paradójico fue el de Serguei Prokofiev (1891-1953). Indiferente a la política y sólo interesado en su música, sus primeros éxitos coincidieron cronológicamente con la revolución comunista. Decidido a partir de Petrogrado en mayo de 1918 rumbo a Occidente (en un extraño recorrido Siberia-Japón-San Francisco, para evitar la guerra civil), el ministro de cultura bolchevique Lunacharski le dijo: "Usted es un revolucionario en música, así como nosotros lo somos en la vida. Deberíamos trabajar juntos. Pero si quiere ir a Norteamérica, no me interpondré en su camino". Y así partió, más como viajero que como exiliado, con pasaporte soviético.

Pero aquel "revolucionario en música" fue aceptado en Estados Unidos más como un gran pianista virtuoso y sus obras fueron recibidas con incomprensión y hostilidad, lo que lo obligaba (igual que a Rachmaninoff) a ganarse la vida como intérprete y no como compositor, en esa dramática disyuntiva que el siglo XX planteó a muchos músicos, desde Mahler, Busoni o Bernstein -que perseveraron- hasta Toscanini, Furtwaengler o Gavazzeni, que aceptaron dedicarse a la música ajena. Muchas veces a Prokofiev le tocaba hacer programas con obras de Chopin o Schumann y dejar tímidamente las suyas para algún bis final.

Luego se trasladó a París, donde sus obras obtuvieron mayor aceptación. Pero también comprobó que los éxitos parisinos no eran duraderos, allí donde todo es moda y a la consagración de hoy sigue el desinterés de mañana y la consagración de otro.

En 1927 regresa por primera vez a Rusia y recibido con todos los honores de hijo dilecto y gran artista internacional. Desde ese momento, y por espacio de diez años, seguirá moviéndose alternativamente entre Moscú y París (donde vive su familia), con total libertad y abundantes giras de conciertos por Europa y los Estados Unidos. Luego comienza a evaluar las ventajas que le ofrece la URSS : mayor posibilidad de encargo de obras, dedicarse a la composición (y menor necesidad de seguir como concertista trashumante), además de casa gratis en vez del costoso departamento en París, residencia veraniega, etcétera.

Y así, aunque ya ha tenido señales peligrosas como el suicidio de Maiakowski, en 1930, y el anatema oficial contra Shostakovitch, en 1934, Prokofiev decide convertirse en compositor soviético, y buscar "una nueva sencillez". Declara en 1937: "Ya no es tiempo de componer música para un círculo de estetas. Ahora las grandes masas populares [exigen] un lenguaje musical que corresponda a la época del socialismo [...] y el compositor debe corregir cada una de sus nuevas obras en función de esta evolución". Su esposa, Lina, sugiere otra causa para su regreso: "Se sentía irresistiblemente atraído hacia su país natal [...] estaba unido a Rusia por lazos indisolubles".

En sus primeros años en la URSS, Prokofiev fue respetado como ninguno de sus colegas, y él reciprocó componiendo alguna cantata por el vigésimo aniversario de la revolución y algún himno a Stalin, que hicieron que Shostakovitch, caído en desgracia, lo saludase ambiguamente como "el ideal del artista soviético".

Pero en 1948 también cayó sobre él el anatema de Stalin y el Partido Comunista. Se lo obligó a retractarse por "tendencias musicales antidemocráticas, extrañas al pueblo soviético y a sus gustos artísticos". Según relata Rostropovitch, Prokofiev estaba "rodeado de amigos, parásitos y obsecuentes" y de pronto "los Judas cayeron sobre él como las hojas de un árbol en otoño y se encontró privado de todos sus amigos". No podía estrenar sus obras, o no se ejecutaban las ya estrenadas, y estaba "prácticamente sin un cobre", a pesar de que había alcanzado la plena maduración de su genio creador en obras de la magnitud de su ópera Guerra y paz o su ballet Romeo y Julieta . Lo curioso era que entretanto en Occidente se consideraba que esas nuevas obras nacían "a expensas de su ingenio, de su brillantez y de su espíritu irónico" (Gerald Abraham). En resumen, como señaló Claude Samuel, "sus obras eran geniales o decadentes según la fecha y las circunstancias de su composición, y cada uno de sus gestos sería interpretado como la señal indudable del compromiso con una doctrina". En otras palabras, como bien dijo Harlow Robinson: "Prokofiev no era un hombre político, pero la política y los políticos afectaron en forma muy profunda su vida personal y su evolución".

Sólo hoy, ya desaparecida aquella Unión Soviética que manejó férreamente Stalin y vigente siempre aquella Rusia a la que Prokofiev supo cantarle como pocos en su Guerra y paz , podemos otorgarle a cada uno su verdadera dimensión y hasta imaginarnos un diálogo póstumo similar al que Borges pensó entre Facundo y Don Juan Manuel, en aquella encrucijada de los caminos que conducen al infierno o al cielo o al purgatorio de la Historia. Como ambos murieron al mismo tiempo, bien pudieron encontrarse allí. ¿Qué se habrán dicho?

Pedro y el lobo

Aqui voy yo. Como el tema es el stop-motion, voy a colaborar con este corto de la inglesa Suzie Templeton, que se alzó con el Oscar de este año en la categoría de mejor cortometraje de animacion, un segmento que también premió a la cinta Rattatouille pero como largometraje. Templeton viene coleccionando premios con cada corto que dirige, si bien éste en particular reune un equipo de trabajo variopinto, global, que reunió con mucha fortuna a la gente de TV UNAM (México), Breakthru Films (Gran Bretaña), Se-ma-for (Polonia), el también británico Channel 4, y atención con este estudio, Archangel, de la República Checa. En esta versión se emplearon distintas técnicas de animación, marionetas, y fotografía digital. Por otro lado, la música quedo a cargo de la Philarmonia Orchestra. Se necesitaron 5 años para acabarla.




En esencia, Pedro y el lobo es una cuento musical del ruso Serguei Prokófiev (1891-1953) escrita tras su regreso a Rusia en 1936. Aunque el estreno de "Pedro y del lobo" en el teatro musical de los niños de Moscú en mayo de 1936 no tuvo demasiado éxito, con el tiempo ha encantado a audiencias de todas las edades y se ha convertido en el trabajo más conocido de su autor. Ha sido interpretada por casi todas las orquestas del mundo y utilizada para enseñar a varias generaciones de niños a reconocer el timbre de los diversos instrumentos de una orquesta.



Bueno, ya que estamos hablando de animaciones checas, voy a hacer mi primer aporte. Este trabajo quizá no es tan intelectual ni elaborado como el de Švankmajer, pero seguro sí es más popular!! No hay un solo checo que no conozca este trabajo animado (queda claro que lo ven todos los chicos, algo meritorio en tiempos de Cartoon Network), y ademas -al parecer- a todos les gusta. Va sin mas presentaciones: Bob es el conejo más grande, y Bobek el chico. Las aventuras de este par, transmitidas por la televisión local, se reunieron en unos DVD que tienen fecha de 1978, 1985 y 1996 cada una, aunque por aca muchos piensan que los mejores trabajos son los primeros (este de acá, en descarga directa, es el volúmen de cortos del año 1978). El idioma no es un problema, porque el formato de las acciones recuerda mucho en su estructura a la comedia del cine mudo. Entonces, uno de muestra y otros por via de descarga, al final.



Dirige el proyecto el animador Václav Bedrich, y participa en las voces el actor Josef Dvorak.


Presentando en esta ocasión a Jan Švankmajer (nacido en Praga en 1934); es un artista dispar, complejo, que se ha movido por los terrenos de la gráfica, la escultura, el diseño y la poesía, sin que se pueda adscribir directamente y en exclusiva a uno de estas categorías. Normalmente surrealista, es conocido por sus películas de animación (plato fuerte en la cinematografía checa) y de él se dice que ha influenciado a cineastas dispares como Tim Burton, Terry Gilliam o los Hermanos Quay.

En sus películas, Švankmajer suele trabajar con muñecos (títeres), utilizando la técnica de stop-motion. No obstante, ha empleado también actores reales, máquinas, figuras de arcilla, muñecas antiguas, esqueletos de animales y otras muchas cosas. En conjunto, consigue crear un clima de pesadilla, su santo y seña, lo que no impide que sus filmes sean, al menos en cierto modo, divertidos. Para ello se ha inspirado en las obras de autores literarios como - y no faltaba más- Edgar Allan Poe, Lewis Carroll y Johann Wolfgang Goethe, entre otros. Interesantes influencias. Como dato extra, estuvo casado con Eva Švankmajerová, pintora también surrealista, ceramista y escritora de proyección internacional, que falleció en fecha reciente (2005). Eva colaboró en varias de las películas de Švankmajer, como Faust, Otesánek y Alice (ver videos en el resto del post).

Voy a tratar de exponer parte de su obra, agrupando por décadas sus trabajos. Me parece más interesante que cada cual encuentre su favorito, antes que decidir a priori qué debe considerarse como obra maestra. Comenzamos, pues, por los años 60 del siglo XX. Para entonces, Chequia estaba bajo la estela del comunismo soviético y en el 68 ocurre la conocida invasión rusa a Praga. En este contexto, muchos intelectuales abandonaron el país -por voluntad propia o a su pesar- y otros tantos soportaban con mayor o menor trabajo las limitaciones del régimen, que son creativas, políticas y desde luego económicas. Por ejemplo, de Dalí y su obra se decía que era una “clara muestra del degenerado y decadente arte burgués, lo que nos da una idea de la estrechez de criterios que evidencian los gobiernos totalitarios. Sin embargo, esto no quiere decir que no existiera una actividad cultural importante (los grupos artisticos checos en este período merecen otro post): sólo que es importante no perder de vista las circunstancias concretas en que surge y se desarrolla una obra tan personal como la suya. Aqui vemos, para empezar, Poslední trik pana Schwarcewalldea a pana Edgara (The Last Trick en ingles) y es una pieza del año 1964.The Last Trick”, su primer trabajo cinematográfico, contiene pocos elementos propiamente animados, y más bien se trata de un guiño a George Mèliès (el padre del cine de ficción, y otro gran animador) y sus cortometrajes vodevilescos. Este en particular fue rodado con técnicas propias del Teatro Negro tradicional bohemio, pero ya contenía una buena cantidad de trucajes y efectos de montaje, similares al concepto del “fotograma a fotograma”.


En la filmografia de Švankmajer se apunta una larga lista de cortos, de modo que reseñaré -por ahora- las peliculas: Alice, basado en el libro de Lewis Carroll y una de sus más aclamadas realizaciones (1988); Fausto (1994); Los conspiradores del placer (1996); Otesánek (2000) y Síleni (2005). Sus películas no son fáciles y no son del agrado de muchos, incluyendo los propios checos, según encuesta personal. Pero es parte de una escuela de animación que se ha ganado su puesto a pulso a nivel mundial (con un período de oro incluido), y es necesario reconocerle originalidad a su trabajo. Aqui tenemos otro corto, este del año 1965: Hra s kameny (Un juego con piedras). Este corto es pareja natural formada también por “Johann Sebastian Bach: Fantasia G-moll", ya que ambos son del mismo año y resultan ya curiosas exhibiciones animadas. Estos dos cortos tempranos dejan patente que a Svankmajer la animación le interesa tanto para dotar de vida a objetos que no la tienen, como para transmutar elementos en otros. Luego, a lo largo de toda su carrera, serán muy pocos los trabajos que no contengan como mínimo una parte animada.





Zahrada (El jardin, 1968) es uno de sus primeros trabajos narrativos, es decir, con la intención de contar algo, si bien lo que cuenta no está regido por leyes “lógicas”. Es uno de sus pocos trabajos que no recurren a la animación, de alli su singularidad. Se trata de la historia de dos hombres, que al comenzar el corto están orinando uno frente a al otro en la misma taza en medio del campo, que a continuación cogen un coche y se van a casa de uno de ellos, a conocer a su mujer. Allí, el otro hombre descubre que su amigo tiene una verja de lo más peculiar alrededor de su hacienda, compuesta por una cadena de seres humanos cogidos de las manos. Cuando los dueños de la casa no miran, las personas que forman la verja atienden sus propios asuntos, juegan entre ellos, se relajan… pero cuando el dueño mira, la verja humana vuelve a su rígida posición. El asombrado visitante le pregunta a su anfitrión que cómo mantiene a la verja viviente en su sitio sin que sus integrantes se escapen, y no sabemos qué le contesta el otro al oído que, tras oírlo, el invitado corre a unirse a la cadena de la verja para siempre. En realidad, es más “kafkiano” que surrealista y recuerda mucho al tratamiento visual de algunos trabajos de Luis Buñuel (de hecho algunos consideran a Švankmajer una curiosa mezcla de Disney y Buñuel, si bien el artista y su obra son difíciles de adscribir).


Y para finalizar, este corto llamado The Flat (La bandera), que es del año 1968, de gran importancia en la historia de la República Checa (ocurre la Primavera de Praga).




...aqui está su pagina web...






La poética del diferente. ¿Quién dijo que ser diferente no era parte de la condición humana? La literatura y desde luego el cine, han recreado con mayor o menor suerte, el tema de la soledad dentro de la muchedumbre y han hecho a sus protagonistas inolvidables héroes que encuentran en la rebelión contra el destino, la clave final para realizar una humanidad que aparentemente les es negada. Los llamados monstruos, distintos, díscolos, incomprendidos terminan siempre redimidos por sus nobles motivaciones, y los humanos acaban distorsionados, convertidos ellos mismos en monstruos incapaces de trascender su propio egoismo. Es la propuesta burtoniana, encarnada muy especialmente en El joven manos de tijera. Aqui, una muestra más de esta inquietud que curiosamente busca para expresarse el sendero más poético de la imagen. Asi que a ver el video de marras, y a sacar las conclusiones, más allá de los inevitables parecidos temáticos y estilísticos con Burton, fundador de esta escuela que ya cuenta con muchos alumnos.

The Legend of the Scarecrow from Carlos Lascano on Vimeo.

Dirige el español Marcos Besas. Se han escrito cosas como "un cuento mágico y sin embargo trágico sobre un espantapájaros que reniega de su destino y condición, intentando hacerse amigo de aquellos a los que, en justicia, debería asustar...es también una fábula burtoniana que reflexiona sobre la imposición de roles y el desprecio a las normas establecidas. Lo mejor, su música, conmovedora".

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