JUEGOS OLÍMPICOS
El COI investiga la edad de tres gimnastas chinas
Todavía no se conocen resultados, pero se sospecha de que tres atletas no cumplen el mínimo de edad exigido
He Kexin está registrada como nacida el 1 de enero de 1992, pero dadas las "discrepancias que han salido a la luz", el COI ha pedido a la FIG que "entre en este asunto", según ha desvelado un dirigente del Movimiento Olímpico. La edad de la joven gimnasta china ha estado bajo sospecha desde el comienzo de los Juegos e incluso varios medios de comunicación informaron que había participado en otras competiciones con una fecha de nacimiento diferente. Pero no sólo se trata de la campeona.
Giselle Davies, directora de Comunicación del COI, ha adelantado hoy que "no hay pruebas hasta el momento" de que las gimnastas chinas He Kexin, Jiang Yuyuan y Jang Yilin sean menores de 16 años, edad mínima permitida para competir en los Juegos Olímpicos. La Federación Internacional de Gimnasia (FIG) ha llevado a cabo a una investigación, que sigue en curso, al plantearse dudas y discrepancias acerca de la edad real de estas gimnastas, que ganaron el oro por equipos, así como He Kexin, campeona en asimétricas, y Yang Yilin, bronce en concurso completo y asimétricas.
La norma para competición en gimnasia establece que el atleta debe cumplir 16 años como mínimo dentro del año olímpico. Sin embargo, diferentes informaciones, incluso en China, han publicado que las gimnastas en cuestión no tienen más de 14 años...
Ahora que disfrutamos de la fastuosidad de los Juegos Olímpicos de Pekín, es bueno tener en cuenta la otra cara de la moneda: los derechos de miles de niños que compiten en deportes de élite y que son vulnerados a diario. Niños sometidos a entrenamientos físicos y mentales insostenibles para su edad que les dejan marcados para toda la vida. Los valores unidos al deporte son en este caso sustituidos por entrenadores estrictos, gobiernos que buscan el orgullo nacional, especuladores que engañan a familias pobres y padres que desean ver cumplidos sus sueños a través de sus hijos.
La gimnasta Karen Arthur, que ahora tiene 22 años, sufrió desde los 16 problemas alimenticios. A esa edad su preparador le recomendó que perdiese cinco kilos y esa obsesión le acompañó durante toda su vida deportiva. Tiraba la comida, corría, nadaba o hacía más de mil abdominales seguidos para eliminar las calorías. Llegó a pasar dos semanas sin tomar nada más que zumo de naranja o de limón. Tras el instituto empeoró. Llegó a autoagredirse, abandonó su casa y pasó a vagar por las calles. Tomaba pastillas dietéticas y cocaína, hasta que decidió volver a su hogar y empezar una terapia con una especialista. Actualmente estudia enfermería y, aunque le encanta la gimnasia, no puede practicarla porque cuando lo hace se siente autopresionada y su estado empeora. Menos suerte tuvo Christy Henrich, gimnasta que murió en 1994 con 22 años y 29 kilos de peso debido a la anorexia que sufría.
Estos dos trágicos casos ponen de manifiesto cómo el deporte de élite practicado sin un control por parte de entrenadores y padres puede perjudicar al normal desarrollo de los menores, como recoge un informe reciente de la ONG Save the Children. Aunque no existe definición de deporte de élite, se considera como tal el que requiere un entrenamiento intensivo de entre una y dos horas diarias al menos cinco días a la semana. El informe de Save the Children indica que aproximadamente el 70% de jóvenes atletas resulta beneficiado por el deporte de competición, pero el 20% vive situaciones de riesgo y el 10% tiene alguno de sus derechos violados (continúa...).
La educación no puede ser canjeada por ninguna medalla, puesto que la edad para practicar un deporte de élite al más alto nivel está determinada, y luego muchos de estos deportistas terminan sin ninguna opción en su vida. Para lograr todo esto, es evidente que es necesario una mayor regulación legal y un cambio en los valores del espectador. Ya son muchos los que dicen que hay que elevar la edad en la que competir, como el Presidente de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG), que considera que sólo se debería competir internacionalmente en este deporte una vez alcanzada la plena madurez física y mental. Por esa razón la FIG pretende que en 2009 sólo compitan internacionalmente las gimnastas de más de 16 años.
Todavía queda mucho por hacer y es importante no dejarse deslumbrar por los brillos del metal, el dinero y el prestigio social. Es fundamental que siga existiendo un buen control, generándose nuevas leyes, y no olvidar las palabras de Julio Alonso: "El deporte juvenil de élite muchas veces responde a las necesidades y deseos de los niños. Sin embargo, demasiadas veces, se convierte en un medio para satisfacer los deseos de los adultos. Save the Children está preocupada por la visión pública que se está dando del deporte, desvinculado de su función educativa y de desarrollo para ir a una visión instrumentalizadora del deporte como vehículo para conseguir beneficios económicos y fama rápida. Y esto se debería evitar. La voz de los niños debe ser escuchada en todas las decisiones que les afecten". Recordémoslo mientras visionamos Beijing 2008.
Etiquetas: China, DDHH, Derechos de los niños
0 comentarios:
Publicar un comentario