Celso Furtado


¿En quién piensas al escuchar el apellido Furtado?



¿En Nelly Furtado, quizá?

¿Y conoces a Celso Furtado? Si la respuesta es no, este post puede ayudarte


Nació en 1920 en Paraíba, Brasil y murió en 2004. Se graduó en Derecho en Río de Janeiro (1944) y obtuvo el doctorado en Economía en la Universidad de París (1948). En 1949 se instaló en Santiago de Chile para trabajar en la recién creada Comisión Económica para América Latina (CEPAL). En 1950 el secretario ejecutivo de la CEPAL –Raúl Prebisch- lo nombró director de la División de Desarrollo cargo que ocupó hasta 1957 y en diferentes países de Latinoamérica como: Argentina, México, Venezuela, Ecuador, Perú y Costa Rica. En 1958 se desligó de la CEPAL y fue nombrado director del Banco Brasileño de Desarrollo Económico y Social -BNDES- (cargo que ocupó hasta 1959) desde donde concibió y creó SUDENE, Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste, una agencia gubernamental pionera para impulsar el desarrollo económico en el atrasado nordeste brasileño. Fue nombrado superintendente de esa agencia en 1960 durante el gobierno del presidente J. Kubitschek. El trabajo desarrollado por Celso Furtado en SUDENE fue objeto de un estudio de Albert O. Hirschmany que, publicado con el título de "Journey Towards Progress" obtuvo la atención mundial de los teóricos del desarrollo.

En 1962 y 63, Furtado fue Ministro de Planificación durante el gobierno de João Goulart. El programa de Furtado buscaba integrar el esfuerzo de estabilización impuesto por una inflación cercana a descontrolarse con objetivos de largo plazo que incluían la modernización económica y la reforma agraria. El golpe de Estado militar de 1964 apoyado por la elite militar, política y la clase media urbana desalojó a Goulart del poder. Furtado fue privado de sus derechos políticos y provocó su emigración y su dedicación a la docencia en las Universidades de Yale, Cambridge y París. Tras el restablecimiento de la democracia en Brasil, Celso Furtado fue designado Embajador de Brasil ante la Unión Europea en Bruselas (1985-86) y luego Ministro de Cultura de Brasil (1986-90). Posteriormente trabajó en la Comisión de Cultura y Desarrollo de la UNESCO.

En 1997 fue creado por la Academia de Ciencias del Tercer Mundo el Premio Celso Furtado, siendo otorgado cada dos años al mejor trabajo de un científico del Tercer Mundo en el campo de la economía política.

El aporte de Celso Furtado a la comprensión de los determinantes del subdesarrollo se basa en una perspectiva histórica y en el análisis de los caminos recorridos por diversos países para superar esa condición. Celso Furtado es reconocido mundialmente como uno de los principales economistas y pensadores sociales latinoamericanos de nuestro tiempo. En el año 2003 fue propuesto por la Asociación de Economistas Latinoamericanos para el premio Nobel.

Según el autor los mercados sólo generan decisiones globalmente coherentes en países con un avanzado grado de homogeneidad social. Así cuanto mayor sea la heterogeneidad social, mayor será la necesidad de una política nacional de desarrollo que priorice el bienestar social de toda la población y el crecimiento. Por ejemplo, propone para Brasil hoy:

* solucionar los problemas de subalimentación de la población de bajos ingresos, este es un problema similar al de la seguridad pública
* concentrar las inversiones en el perfeccionamiento del factor humano de forma de elevar el nivel cultural de la población y ampliar la oferta de cuadros técnicos,
* conciliar el proceso de globalización con la creación de empleo, privilegiando al mercado interno en la orientación de las inversiones, la capacidad de importar debe ser utilizada prioritariamente para la adquisición de tecnología

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CONTEXTO POLITICO

Furtado ejerció la función pública sólo en períodos en los que en Brasil gobernaban presidentes electos democráticamente. En 1960 el presidente J. Kubitschek lo nombró para ocupar el cargo de superintendente de la Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste que impulsaba el desarrollismo como alternativa para la solución de los problemas económicos de Brasil, tal propuesta no sólo sería capaz de sacar a la economía nacional del estancamiento, sino de imprimirle un ritmo de avance desconocido hasta entonces. Este gran salto adelante en la industrialización tenía como complemento otro proyecto: el traslado de la capital a un desierto rincón del país, que fue el prólogo a la incorporación plena a la vida brasileña del interior. La construcción de Brasilia fue una epopeya no exenta de dificultades y controversias.

Durante el gobierno de Goulart se intentó ampliar la base de apoyo impulsando la incorporación de sectores populares hasta entonces no movilizados. Entre las medidas fomentadas se encontraban el concederle derecho de sufragio a la tropa y el de la organización sindical de los suboficiales del ejército; esta última iniciativa era encontrada alarmante por los oficiales y contribuyó a debilitar el apego al orden constitucional del sector llamado legalista. Complementariamente a esta medida se proponía conceder el voto a los analfabetos, previa legalización de la sindicalización campesina y adopción de un programa de reforma agraria; el resultado que se esperaba alcanzar era el desmantelamiento de las fuerzas políticas tradicionales de base rural en los gobiernos estaduales y en el congreso federal. La incorporación de estos temas en la agenda presidencial trajo como consecuencia la oposición de las fuerzas que se sentían amenazadas. En 1964, el Golpe de Estado militar interrumpió el proceso.

En 1967 (siempre bajo un régimen autoritario) se insinuó una recuperación de la economía brasileña que dio paso, dos años más tarde, al así llamado “milagro brasileño”. Brasil no sólo creció a tasas que se contaban entre las más altas del mundo sino que comenzó a crear una estructura industrial madura y compleja. Ese crecimiento acentuaba y arrastraba las desigualdades económicas y sociales que habían caracterizado al país hasta entonces. La expansión económica comenzó a ver su fin aproximadamente en 1973 con la crisis energética mundial. El aumento del precio del petróleo produjo un fuerte desequilibrio en la balanza de pagos.

La presión que significaba ese desequilibio fue aliviada por la abundancia de crédito con tasas de interés baja producto del lucro petrolero; la deuda externa crecía, pero la economía crecía también entre 1974-78 a un ritmo más lento que los años centrales del milagro, pero todavía a ritmo muy respetable. En 1979 el aumento de la tasa de interés internacional puso fin a la larga expansión de la economía brasileña, se sucedieron períodos de fuertes recesiones y algunos de leves crecimientos, hasta llegar a 1982 en que era casi imposible para Brasil encontrar nuevos créditos en el mercado internacional de capitales, y la cesación de pagos de la deuda externa llegó a ser un peligro inmiente.

En los años `80, con la crisis de la deuda se abandona la construcción de un sistema económico nacional basado en el dinamismo del mercado interno, que durante casi medio siglo había contribuido a consolidar la unidad nacional. Las penurias económicas dieron nuevas fuerzas al movimiento opositor al régimen autoritario que provocó el llamado a elecciones y con éstas la restauración de la democracia en 1985. En el campo económico se pusieron en práctica políticas neoliberales, aconsejadas por los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial.


ESTRUCTURALISMO Y DEPENDENCIA

Como Furtado señala, su formación intelectual reconoce una triple influencia:
* del positivismo, el que genera confianza en la ciencia experimental como instrumento para descubrir los secretos de la naturaleza;
* de Marx, que ubicaba el saber científico en un entorno social y
* de la sociología estadounidense, por intermedio de Gilberto Freyre

Desde esa triple influencia es que trabaja el investigador y comienza a profundizar en el problema o en la disyuntiva de: ¿dejar que el mercado con su sola fuerza y dinámica determine la marcha de la economía o elaborar una política económica en función de las necesidades y con participación de los actores sociales?

Furtado insistirá en que las respuestas a esta pregunta no son independientes de la identificación de las fuerzas sociales que controlan las decisiones estratégicas. No estamos ante un problema estrictamente económico, como con fuerza destaca Furtado en un texto reciente preparado a solicitud del Banco Mundial: "en mi esfuerzo por interrogar la historia en tanto que economista, pronto me persuadí de que los conceptos en que me apoyaba fueron el fruto de la observación de las estructuras sociales formadas con el capitalismo industrial".

La comprensión de las estructuras sociales fundadas por la expansión internacional del capitalismo obligan a una apreciación crítica de este marco conceptual. El estructuralismo económico -(escuela de pensamiento que surge en la primera mitad de la década del ´60 entre economistas latinoamericanos; los estructuralistas retomaron la tradición del pensamiento marxista, en la medida que éste colocaba en primer plano el análisis de las estructuras sociales para comprender el comportamiento de los agentes económicos.) tiene como objeto principal tomar en cuenta la importancia de los `parámetros no-económicos de los modelos macroeconómicos. Como el comportamiento de las variables económicas depende en gran medida de tales parámetros, (...) esos parámetros han de ser objeto de cuidadoso estudio. Esta observación es particularmente pertinente con respecto a sistemas económicos heterogéneos, social y tecnológicamente, como sucede con las economías subdesarrolladas.

“Sin un estudio profundo de la estructura agraria no es posible explicar la tendencia a la concentración de la renta en la fase de industrialización, ni la rigidez de la oferta de alimentos generadora de presiones inflacionarias. Sin una percepción de la industrialización retardada orientada a la sustitución de importaciones no será posible entender la utilización de tecnología inadecuada que genera desempleo”

Tal esfuerzo por ampliar la mirada del cuadro conceptual a fin de abarcar los condicionantes internos y externas del sistema de decisión condujo finalmente a la teoría de la dependencia. Fuera del cuadro de dominación colonial el fenómeno de la dependencia se manifiesta en el plano cultural en tanto se incorporan los patrones de consumo de los países generadores de la tecnología que pudieron ser adoptados gracias al excedente generado por el cuadro de ventajas comparativas obtenidas en el comercio exterior. Es el fuerte dinamismo del segmento modernizado del consumo el que proyecta la dependencia en el plano tecnológico y en el que se inscribe la estructura productiva. Como consecuencia de la industrialización sustitutiva de bienes importados el aparato productivo se fractura en dos segmentos: uno ligado a las actividades tradicionales destinadas a la exportación o al mercado interno, y otro constituido por las industrias que producen para el sector modernizado del consumo. Cuando se toma en cuenta que la dependencia se vio reforzada con la introducción de nuevos productos es evidente que el avance de la industrialización conlleva a la concentración de la renta.

En síntesis el enfoque histórico-estructuralista de Furtado implica un método de producción del conocimiento muy atento al comportamiento de los agentes sociales y a la trayectoria de las instituciones, que se aproxima más a un proceso inductivo que a los enfoques abstracto-deductivos tradicionales.


SUBDESARROLLO

La industrialización de los países que integran Latinoamérica no surgió de una política deliberada, sino como fruto indirectamente de la larga depresión de los mercados internacionales de productos primarios iniciada con la crisis de 1929. En una primera fase, la industrialización latinoamericana asumió la forma de sustitución de importaciones.

Las inversiones se orientaban en el sentido de diversificar la estructura productiva a fin de que la oferta interna cubriese los espacios que una oferta externa insuficiente dejaba vacíos. Como había factores de producción subutilizados, aunque la producción industrial fuese a costos relativamente altos para los patrones internaciones, las nuevas industrias contribuían a aumentar el producto social. La industrialización sustitutiva, con el competidor externo eliminado por la reducida capacidad de importar, es lo que permitió al productor interno practicar una política de precios elevados. Instalados en el inicio en posiciones privilegiadas, las industrias sustitutivas de importaciones procuraron en las fases subsecuentes mantener esas posiciones.

Otra causa básica de la especificidad de la industrialización latinoamericana está en que ella se realizó en una época en que la tecnología disponible se orientó sistemáticamente en el sentido de ahorrar mano de obra. Si bien es una ventaja disponer de una tecnología ya elaborada y probada, no se puede ignorar que una tecnología exógena no es la misma cosa que una innovación tecnológica engendrada por el propio proceso de desarrollo.

Sea porque los equipos disponibles en los mercados internacionales incorporaron tecnología en uso en los países industrializados, sea porque las empresas de los países subdesarrollados eran subsidiarias de empresas transnacionales, el resultado final termina siendo siempre el mismo: los países subdesarrollados siguieron los patrones tecnológicos de los países industrializados. En consecuencia el excedente de mano de obra –o subempleo- se mantuvo o tendía a crecer con una industrialización periférica. Es esa incapacidad para alcanzar la segunda fase del proceso de desarrollo capitalista –fase en que las estructuras sociales tienden a homogeneizarse- que configuró el subdesarrollo actual.

Las diferencias en el plano social entre subdesarrollo y desarrollo Furtado las desarrolló de la siguiente manera:

La urbanización ocurrida paralelamente a la industrialización de los países que lideran el capitalismo moderno dio origen a sociedades estructuradas en clases con antagonismos e intereses complementarios al mismo tiempo. La lucha por la elevación de los salarios se tradujo en el corto plazo en una amenaza a los intereses de la clase capitalista. La presión provocó una respuesta en el plano tecnológico que produjo una elevación de la productividad. De esta forma el antagonismo puso en movimiento fuerzas que engendraron su superación. Tomando conciencia de esa realidad la clase capitalista percibió la ventaja de institucionalizar el proceso de confrontación lo que fue hecho por intermedio del reconocimiento y la reglamentación del derecho de huelga y otras modificaciones de las instituciones políticas con el objetivo de adaptarlas a los requerimientos de la nueva dinámica social.

La urbanización de los países de industrialización retardada tuvo un fenómeno distinto: recorrió complejas modificaciones en la estructura ocupacional, tales como el crecimiento de actividades ligadas al comercio exterior, la persistencia de formas de organización pre-capitalista en el campo, la penetración de técnicas modernas en ciertos sectores de la agricultura y una extrema concentración de la renta que la industrialización sustitutiva agravó, el aumento relativo de actividades estatales y el acelerado crecimiento demográfico.

La presión que esta masa urbana heterogénea ejerció para aumentar su participación en la renta es un fenómeno distinto del comportamiento de las masas trabajadoras insertas en el sector moderno del sistema productivo. Como consecuencia las masas de los países subdesarrollados aspiraron a tener acceso a empleos que el sistema productivo moderno no estaba en capacidad de crear.

Se explica así que en los países capitalistas industrializados los problemas sociales creados por conflictos en torno a la distribución de la renta, tuvieron una solución, facilitada por el propio avance de la técnica, vale decir, por la difusión de criterios de racionalidad instrumental. En cambio en las estructuras subdesarrolladas, la forma en como penetró la técnica moderna creó problemas de amplias proyecciones en el plano social. La solución a estos problemas tiene que ser de naturaleza política, incluyendo toma de posiciones con respecto a juicios de valor. De ahí que la industrialización retardada se produjera en un cuadro de gran inestabilidad institucional. En los países industrializados las fuerzas del mercado en principio aseguran el crecimiento económico, pudiendo el gobierno limitarse al ejercicio de funciones reguladoras macroeconómicas, en los países subdesarrollados casi siempre el crecimiento requiere modificaciones estructurales, vale decir, una actuación más compleja del Estado.

En las economías subdesarrolladas el mercado de factores de producción opera en el sentido de incrementar la concentración de la renta, no existiendo en la sociedad civil fuerzas capacitadas de
contraponerse a esa tendencia. Cabe reconocer que sólo el Estado puede arbitrar entre acumulación y distribución. El actúa en una u otra dirección conforme a las fuerzas sociales que lo controlan.

Algunos textos disponibles en la red

Formas históricas del desarrollo


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